La exoficina salitrera Chacabuco, ubicada en la comuna de Sierra Gorda a 115 kilómetros de Antofagasta, podría convertirse en el próximo sitio chileno reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Este asentamiento, cuya construcción comenzó en 1922 y se inauguró en 1924, cuenta con una rica historia que lo llevó a ser declarado Monumento Histórico en 1989. La Corporación Chacabuco, en conjunto con las universidades Católica del Norte (UCN) y de Antofagasta (UA), lidera los esfuerzos para su protección y puesta en valor.
En un reciente viaje a la Región de Tarapacá, una comitiva de las mencionadas instituciones visitó los sitios patrimoniales Humberstone y Santa Laura, los cuales ya gozan del reconocimiento de la Unesco. El propósito de esta visita fue aprender de la experiencia de la Corporación Museo del Salitre (CMS) para evitar la destrucción y saqueo de Chacabuco, que ha sufrido significativos daños con el paso del tiempo.
Jorge Molina, presidente de la Corporación Chacabuco, señaló que “el aprendizaje más importante en la visita a Humberstone y Santa Laura es que en torno a la industria salitrera se generó una cultura propia, que conocemos como cultura pampina. Esto es lo que lo diferencia de los cientos de sitios patrimoniales industriales que pueden existir en el mundo”. Esta cultura distintiva es el pilar sobre el cual se fundamentan los esfuerzos para proteger Chacabuco.
El rector de la UCN, Rodrigo Alda, comentó que esta experiencia en Tarapacá permitirá “llevar a cabo un plan de trabajo realista, pero ambicioso, para poner en valor todo lo que significa la cultura pampina dentro del norte de Chile”. Por su parte, Marcos Cikutovic, rector de la UA, subrayó la importancia de preservar la historia: “Los países tienen que ser capaces no solamente de recordar, sino de mantener su historia para que esta pueda servir como camino para las futuras generaciones”.
Silvio Zerega, director ejecutivo de la CMS, enfatizó el compromiso de su institución para apoyar la declaración de Chacabuco como Patrimonio de la Humanidad, afirmando que “la cultura pampina es parte de la cultura de un país y no puede desaparecer”. Estos esfuerzos conjuntos buscan asegurar que el legado de Chacabuco sea reconocido y preservado para las próximas generaciones.
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