Esta mañana, el obispo de Calama, Tomás Carrasco, celebró la tradicional Misa de Campaña en la iglesia del poblado de Ayquina, en el marco de la fiesta religiosa por el nacimiento de la Virgen de Guadalupe. Con más de 70 mil visitantes hasta la fecha, según el último informe de Carabineros, la celebración sigue siendo uno de los eventos más multitudinarios y representativos del norte chileno. La misa marcó la actividad central de los diez días de fervor y devoción, donde bautizos, adoración de la luz y bailes religiosos dieron vida a la festividad.
Durante su homilía, el obispo Carrasco destacó la importancia espiritual de Ayquina como un “manantial de gracia”. “La Virgen María ha elegido este lugar para abrir sus brazos y acoger a la Iglesia Peregrina. Hoy, más que nunca, esta piedad popular se convierte en un verdadero tesoro que fortalece nuestra fe”, expresó el prelado, recordando el legado religioso que ha sido transmitido de generación en generación. Además, invitó a los fieles a ser custodios de la unidad y la paz en la comunidad, advirtiendo sobre los peligros de la división.
La fiesta de Ayquina, que este año contó con la participación de 45 fraternidades de bailarines y músicos, se desarrolló tanto en la plaza principal como en la explanada a la entrada del poblado. Los danzantes, organizados en turnos de 45 minutos a una hora, sumaron aproximadamente cinco mil, quienes expresarán su devoción a través de coloridos y tradicionales bailes. “Es una comunión de fe que va más allá de lo consagrado y que involucra a todos los peregrinos y personas de bien que llegan a este lugar”, afirmó el obispo.
El obispo Carrasco también hizo un llamado a cuidar y proteger el santuario de Ayquina. “Seamos todos responsables de preservar este espacio sagrado. Aquí hemos encontrado un verdadero tesoro, el cual debemos resguardar con unidad”, mencionó. La mirada tierna de la Virgen, según el prelado, es una guía que fortalece a quienes enfrentan dificultades, asegurando que María, como madre de todos, está siempre presente para interceder ante su hijo, Jesucristo.
Finalmente, el obispo agradeció el esfuerzo y dedicación de todos los involucrados en la organización de la fiesta, desde los bailes religiosos hasta los organismos públicos y privados que han colaborado. “Gracias por su gran servicio y entrega para el bien de sus hermanos”, concluyó, invitando a los fieles a continuar celebrando con espíritu de comunión y devoción durante los próximos días.