La ceremonia de licenciatura del 8vo A de la escuela 21 de Mayo fue el último día en que Benjamín Ignacio Alfaro Henríquez de 15 años, estudiante diagnosticado con parálisis cerebral, compartió con sus compañeros y profesores, luego de realizar su enseñanza básica allí. Establecimiento, donde la inclusión se vive con amor, comprensión y amistad durante años de lecciones para la vida.
El adolescente Benjamín, llegó en primero básico a la escuela, donde fue haciendo amigos. Su madre, Daniela Henríquez, valora que lo vean como uno más en el establecimiento, donde ha sido importante el apoyo que ha recibido del equipo del Programa de Integración Escolar (PIE) y su profesora jefe, durante todo estos años y continuará, ahora que ingresará al Liceo A-25 Eleuterio Ramírez.
“Son seis profesionales que han estado siempre con mi hijo; kinesiólogo, fonoaudiólogo, terapeuta ocupacional, educadora diferencial, psicopedagoga, psicólogo. Entonces, es un equipo multidisciplinario que lo ha logrado, porque Benjamín pudo estar inserto como uno más, respetándole sus tiempos, sus momentos, en la forma de responder las pruebas. Sin embargo, ha podido hacer todo como cualquiera de sus compañeros”, contó la mamá de Benjamín, Daniela Henríquez.
Sobre la enfermedad de Benjamín explicó que “tiene una parálisis cerebral a causa de una negligencia médica” que le informaron cuando él tenía seis años. “Siempre hemos estado en terapias, en Teletón, en su agrupación Aphes y en todas las terapias que existen”, contó su madre.
La profesora de la escuela 21 de Mayo, Sandra Siares, relató que la llegada de Benjamín significó un gran desafío para la comunidad educativa: “Lo recibimos en primer año básico, cuando nuestra escuela aún no estaba habilitada, pero teníamos todas las ganas y confianza que podíamos trabajar con él”. De hecho, a través de Benjamín, el establecimiento fue visitado por Teletón y se vinculó con otras instituciones.
“El programa de inclusión a nosotros nos deja muy satisfechos. Es un equipo multidisciplinario que trabaja, no solamente con Benjamín, sino que con todos nuestros niños y nos abre la puerta para que nosotros podamos seguir trabajando con otros niños con diferentes diagnósticos. Él va a lograr muchas cosas, porque tiene mucho de su familia”, comentó la profesora Sandra Siares.
Amistad sin diferencias
Melanie Cuevas, alumna del 8vo A de la escuela 21 de Mayo y amiga de Benjamín, contó que “lo conocí de primero básico y he convivido mucho con él. Hemos salido. Yo lo he ayudado en las tareas. Salgo a jugar con él, voy a su casa a hacer trabajos. Salimos al mall y es mi mejor amigo de primero hasta ahora. Tenemos una amistad muy bonita, porque yo nunca he discriminado a las personas”.
La compañera dijo que, en estos años, aprendió a comunicarse con Benjamín y que en los recreos se entretenían dando paseos por la escuela, jugando y conversando. Está feliz por salir de octavo junto a él.
Para Maximiliano Bravo, amigo y compañero de curso de Benjamín y también compañero de curso, expresó que terminar la enseñanza básica juntos es emocionante: “Lo que siento que es como un logro doble: para mí y para él. Es mi amigo de corazón, es un logro para mí que él llegue a esta etapa de salir de octavo”.
El joven, recordó cómo se divertía con Benjamín en la escuela: “Lo llevaba en la silla a correr, y si quería vernos cómo jugábamos a la pelota, lo llevaba y me quedaba ahí al lado. Apoyábamos a nuestros compañeros. Cuando llegó a la escuela llegó lo vieron raro, pero en nuestro curso tenemos a alguien así, en nuestro curso no más. Porque yo no he visto en otros lados que alguien ande en silla de ruedas y esas cosas (en un curso)”.
El amigo de Benjamín relató que ahora se siente mal porque deben separarse, pero espera que no pierdan contacto. “Nunca lo dejaré de hablar, de ir a su casa, ir a verlo. Igual un poco triste”, comentó Maximiliano en la tarde de licenciatura que tuvieron junto a Melanie y Benjamín, el último día que estuvieron juntos en la escuela estos amigos unidos por un lazo inclusivo.
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