Con mazas, cuchillos y armas de caza se peleaban los primeros agricultores que se asentaron en el Desierto de Atacama, luchando por la escasa agua y las tierras fértiles del Valle de Azapa, que en su momento fue uno de más prósperos del norte de Chile.
El estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Tarapacá se titula “La violencia entre los primeros horticultores del desierto de Atacama (1000 a.C.-600 d.C.)”, y fue publicado por la revista Journal of Anthropological Archaeology.
Debido a la aridez del desierto, decenas de individuos se encontraban aún con el pelo, la carne y los órganos intactos, lo que permitió a los investigadores de la Universidad de Tarapacá ahondar en las causas de muerte y descifrar la violencia que se mantuvo durante siglos, alrededor del 1.000 a.C – 600 d.C.
“Todo es más letal. Todo es más explosivo”, señaló Bernardo Arriaza, antropólogo y coautor del estudio, respecto a la llegada de la agricultura, pues se cree que las razones de estos episodios de violencia, están relacionadas a los eventos climáticos que se vivieron durante esos años: por fenómenos como El Niño-Oscilación del Sur, los alimentos marinos no eran fiables, lo que obligó a cazadores-recolectores costeros a adentrarse en el desierto y disputar los espacios vitales y recursos como tierra y agua para dedicarse al cultivo.