Agricultores y expertos trabajan en la valorización del maíz en Calama para enfrentar el cambio climático

La jornada organizada por INDAP en Calama impulsa la creación de un banco local de semillas de maíz para preservar el material genético único de la zona.
17/12/2024
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Créditos fotos: Agencia Lattu.cl

Con el objetivo de visibilizar y resguardar el legado histórico del cultivo del maíz en la región, INDAP Antofagasta realizó una nueva versión de la iniciativa “Valorización y Resguardo del Maíz y su Papel en la Adaptación ante el Cambio Climático”. La jornada se llevó a cabo en el Club de Rodeo de Calama y destacó la importancia de esta semilla como parte del patrimonio cultural y agrícola local.

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Durante la actividad, agricultores, académicos y autoridades participaron en un espacio práctico enfocado en la clasificación e intercambio de semillas. Jaime Pinto Flores, director regional de INDAP, destacó el rol fundamental de los agricultores familiares campesinos e indígenas en esta iniciativa: “Como servicio del agro, nosotros, INDAP, nos debemos al lineamiento del Ministerio de Agricultura. Hoy día la agricultura familiar campesina e indígena es un foco porque son quienes producen alimentos en los territorios”.

Jaime Pinto Flores, director regional de INDAP.

Pinto enfatizó que la conservación de los ecotipos locales de maíz es esencial para enfrentar los desafíos del cambio climático. “En su momento, se identificaron más de 19 ecotipos en la zona. Esta iniciativa busca darle continuidad y un reconocimiento a los guardadores de semillas, como Wildo López en Atacama La Grande y Don Rufino Barbosa en Calama, quienes mantienen este material genético vivo”, agregó.

Por su parte, Manuel Paneque, académico de la Universidad de Chile, explicó el trabajo técnico que se realiza con la clasificación de semillas y su impacto en la adaptación climática: “Este proyecto tiene como propósito preservar el material genético único de la zona. Estamos en un “laboratorio natural”, donde las condiciones climáticas extremas, como la aridez, la intensidad luminosa y las heladas, han permitido desarrollar ecotipos adaptados a estas condiciones”.

El académico subrayó que esta variabilidad genética del maíz no solo contribuye a conservar una semilla histórica, sino también a enfrentar los desafíos climáticos actuales y futuros. “Preservarlo para futuras generaciones es fundamental, y que sean los mismos agricultores quienes mantengan este material genético en bancos vivos es clave”, concluyó Paneque.

La jornada contó con la colaboración de actores públicos y privados, como Proloa, quienes aportaron recursos para hacer posible la actividad. El intercambio de conocimientos y semillas entre los agricultores reafirma la importancia de este trabajo colaborativo en la región.

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