A diario escuchamos frases como que “el sueño se puede recuperar”, “las pantallas afectan el inicio del sueño” o “los ronquidos son debido al sobrepeso”. Mitos o realidades que afectan a la hora de descansar, es por ello que la neuróloga de la Clínica Somo, Betty Pardey precisó que “lo importante es entender que el buen sueño es fundamental para regenerar el cuerpo, incrementar las defensas, evitar enfermedades a largo plazo y, en definitiva, mejorar la calidad de vida”.
El primer mito que hay que desechar es que el sueño se puede recuperar. Eso es absolutamente falso, ya que los procesos que el cuerpo lleva a cabo mientras dormimos de noche, en la oscuridad, son irremplazables. Además, la deuda de sueño se acumula noche tras noche, ocasionando efectos negativos en el ánimo, en la presión arterial e incluso en la capacidad para percibir y relacionarnos con el ambiente. De tal manera que, dormir entre 3 y 4 horas los días de la semana y dormir 10 horas el fin de semana, no hace bien al organismo. Lo óptimo es establecer una rutina sana de sueño con horarios y duraciones regulares.
Otra aseveración falsa es que los adultos y personas de la tercera edad necesitan dormir menos horas. Si bien las personas mayores tienden a presentar un sueño fragmentado como el de los niños pequeños, esto no significa que tengan una menor necesidad de dormir. Muchas veces la disminución de sueño se debe a episodios de insomnio o pesadillas frecuentes. La recomendación es dormir entre 6 y 7 horas diarias y, si se presentan dificultades que impidan esa cantidad, es necesario acudir a un especialista.
En cuanto a las afirmaciones verídicas encontramos que el sobrepeso tiene directa relación con los ronquidos, ya que los tejidos de la laringe y faringe de las personas con sobrepeso u obesas están mas estrechos e infiltrados por tejido graso, lo que favorece el ronquido. En este sentido, también se afirma que comer pesado en la noche dificulta dormir, ya que durante el sueño los procesos digestivos se enlentecen, dificultando la iniciación y profundización del sueño. Por ello es recomendable no comer alimentos pesados ni picantes durante la noche e idealmente procurar que la última comida que se ingiera sea por lo menos dos horas antes de irse a la cama.
En cuanto a la pantalla del celular, antes de dormir también afectan el descansar, ya que la luz de pantallas como televisores y celulares confunden nuestro sistema de sincronización con la luz solar, alterando así nuestra secreción de melatonina, que es una hormona inductora del sueño.
Y finalmente, las siestas. Éstas son recomendables si estamos demasiados cansados, pero es importante tener claro que su duración ni debe ser superior a 30 minutos. Ahora si se sobrepasa los límites de tiempo, en la noche costará conciliar el sueño.