Experto explica con peras y manzanas por qué Chile sí debe cambiar su Constitución

03/01/2020
6 minutos de lectura

Este 2020 comienza con grandes desafíos, uno de esto, es el plebiscito en abril, que definirá si los chilenos optan o no por una nueva Constitución y según estos resultados, en octubre se integrarán a las elecciones programadas las votaciones para los asambleístas que conformarán la convención mixta o la constituyente.

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En este contexto, el doctor en Derecho y profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Diego Portales, Jaime Gajardo Falcón, explicó por qué es necesaria una nueva Carta Magna y cómo debiese ser el mecanismo para construirla, partiendo de la base que la actual carece de total representatividad de la ciudadanía y resguarda los intereses empresariales.

Jaime Gajardo Falcón

Este profesional ha visitado varias ciudades, reuniéndose con chilenos que necesitan saber de qué se trata lo que todos piden, siendo una de estas Calama, hasta donde llegó tras una invitación que le hizo el movimiento “Calama Despertó”.

¿Qué es lo que más preguntan?

Hay bastantes ganas de saber cómo será el proceso de cambio constitucional. Respecto a las etapas del proceso hay ciertas dudas que se repiten no solo en Calama, como si asamblea constituyente es lo mismo que convención constitucional, cómo funciona el quorum al interior de la asamblea para lograr las normas constitucionales, cómo se va a escoger los delegados constituyentes, si habrá o no paridad, cuota para los pueblos indígenas. Todas estas son dudas bien recurrentes en todos los espacios de este tipo.

¿Qué implica que Chile tenga con una nueva constitución?

Es un cambio radical o más que eso es total a nuestras formas de convivencia; en el sentido en que las constituciones básicamente cristalizan el pacto de convivencia que tiene cualquier sociedad, lo que se está tratando de hacer ahora es tener un pacto diferente al que tenemos actualmente.

Que eso se pueda cristalizar en una nueva constitución significa que vamos a tener nuevas normas de convivencia y con respecto a la organización del país y los derechos fundamentales que van a estar en esa Constitución y van a cambiar absolutamente la forma en que el país se va a desarrollar el día de mañana. Más, considerando que la actual Constitución es bastante parcial en establecer una sola posibilidad de ver la sociedad.

A qué se refiere con que es parcial…

Esta constitución cristaliza el neoliberalismo en nuestro país y justamente lo que ha ocurrido, desde el 18 octubre en adelante, ha sido que la gente ha manifestado su agotamiento con el sistema en términos concretos pero abstractos a la vez.

Hay muchos aspectos concretos que demuestran el agotamiento del sistema y de las políticas que surgen a partir de este, pero por otra parte, la ciudadanía ha generado o ha dicho necesitamos un nuevo pacto social que nos permita avanzar en un sistema que sea distinto y de forma bastante lógica han dicho que eso se hace a través de una nueva constitución

De algunos sectores han aseverado que un cambio de la Constitución no generará los cambios que la ciudadanía busca en materias como salud, pensiones y jubilaciones, por ejemplo.

El gran problema de la Constitución actual es que solo permite mejorar, por así decirlo, lo que existe en los márgenes de lo que existe, es decir, en materia previsional actualmente se podrían mejorar las pensiones, pero no cambiar el sistema de cotizaciones privada individual.

En materia de salud se podrían mejorar las coberturas que entregan las isapres, se podrían hacer más justas ciertas cosas, pero no se podría cambiar el sistema de isapres.

Lo que está planteando la gente es que ya no quieren mejoras puntuales o parciales de ciertos aspectos que son cotidianos, sino que lo que quieren es que se abra el abanico de opciones.

Por ejemplo, en término concretos, en tema de salud nuestra Constitución en el artículo 19 número 9 regula el derecho a la salud, pero no el derecho a la salud como un bien público, sino lo que hace es regular la libertad de acceso a un sistema de salud y a un sistema público y uno privado.

El subtexto de esto es que todos tenemos derecho a que exista un sistema privado, lo que implica que si quisiéramos concretizar la propuesta con respecto a que exista un sistema único de salud, con seguros complementarios como existe en Inglaterra no sería posible dentro de este marco constitucional, porque estaríamos eliminando el sistema privado, lo que sería inconstitucional y necesitaríamos hacer una reforma.

Entonces ahí vemos cómo una opción para cambiar estructuralmente el derecho a la salud en nuestro país no es posible, algo parecido nos pasa en materia previsional y además la Constitución tiene prohibiciones expresas, por ejemplo, una de las demandas sociales es la posibilidad de negociar colectivamente de forma ramal, es decir, que se junten todos los sindicatos que pertenecen a una misma área y puedan negociar con sus empresas. Eso se encuentra expresamente prohibido en la Constitución.

Esto último evidencia lo que manifestó que esta Constitución es parcial…

Sí, porque esta Constitución protege de forma como ninguna otra, sin exagerar, las libertades económicas. Si quisiéramos, por ejemplo, recuperar el acceso al agua o hacer una modificación trascendental en el Código de Aguas con el objeto de regularla de mejor forma por la crisis hídrica, tenemos como piedra de tope el cómo está regulado el derecho de aprovechamiento en la Constitución.

Sonia Ramos, una de los 11 representantes que caminaron desde San Pedro de Atacama hasta Antofagasta para proteger el Salar de Atacama.

Eso nos demuestra que efectivamente la Carta Magna es como una muralla de contención de cualquier programa o política que trate de superar esta lógica mercantil que nos impera.

¿Qué otra deficiencia, considera usted, tiene la actual Constitución?

No sólo es neoliberal, además es conservadora en lo moral. Entonces, en el 2004 cuando se trató de repartir la píldora del día después en los consultorios, el Tribunal Constitucional declaró esa política pública como inconstitucional.

En el gobierno anterior se creó la ley para interrumpir el embarazo en tres causales y se le entregó a las instituciones de salud la posibilidad de objetar de conciencia esa norma y se generó la objeción institucional. Algo absolutamente paradójico, porque la conciencia es algo personal, surge como forma de resistencia a la opresión del Estado y básicamente en qué lugares, en los que se oponían a la guerra de Vietnam en Estados Unidos, a los que no querían hacer el servicio militar en la época de Franco o a los testigos de Jehová que no permiten transfusiones de sangre.

Pero son temas de personas, porque quienes tienen conciencia son ellas, no las instituciones.

¿Qué bases debería tener una constitución que se acomode a la realidad de país que tenemos?

Creo que lo principal es desmontar todas las prohibiciones y protecciones que tiene la actual Constitución. Solo si se hiciera eso, ya sería un gran avance para nuestro país. Si nos pusiéramos más ambiciosos, que está en el clamor ciudadano y en esta nueva idea de pacto social, es que exista un Estado que se haga cargo de ciertos mínimos de bienestar.

Y para eso, en materia constitucional se ha generado lo que se llama la Fórmula del Estado Democrático y Social de Derecho, que lo tienen países como España, Portugal, Alemania e Italia, es decir, estados que defienden libertades fundamentales, todas las libertades clásicas que conocemos, como derecho a la vida, igualdad ante la ley, libertad ambulatoria, de asociación, de expresión, todas las libertades políticas, pero además protegen los derechos sociales.

Entonces establecen un mínimo de garantía en materia educacional, de salud, de previsión social, de seguridad social, de derecho al trabajo. Y también establece un derecho que nosotros no tenemos que es a la vivienda.

Además debemos reorganizar ciertos aspectos del Estado, por ejemplo, hay que avanzar en regionalización, muy atingente en este momento y hay que preguntarse si queremos seguir con el presidencialismo exacerbado que tenemos, porque yo avanzaría a un sistema semipresidencial.

Por otra parte, hay que preguntarse si vamos a mantener el Congreso con una o dos cámaras y el cómo podemos complementar la democracia representativa con métodos de democracia directa, que nos permitan reconectar a la ciudadanía con lo público.

De aprobarse en el plebiscito que se haga una nueva Constitución, ¿qué perfil debieran tener los asambleístas?

No se requiere un conocimiento técnico especial, porque la discusión constitucional tiene que ver con el pacto social en que queremos estar. Obviamente para formular una propuesta o los artículos se requieren ciertos conocimientos, pero los asambleístas, igual como funciona en el Congreso, tendrán una secretaría técnica, que de hecho está en la reforma constitucional que se hizo, con especialistas en la materia, además van a tener que tener apoyo puntual, asesores y la biblioteca del Congreso se tendrá que poner a disposición de la asamblea. Creo que las universidades también apoyarán.

En tanto, debe ser una asamblea representativa de la sociedad, porque una de expertos no lo sería. Lo relevante es que la gente se sienta reflejada en la asamblea y la constitución que salga nos represente a todos. Hay estudios que dicen que en la construcción de constituciones, mientras más perspectivas sociales existan más temas aparecen.


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