La Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) se enfrenta a una nueva crisis, esta vez en torno a la inminente paralización de los árbitros del fútbol chileno. Los jueces, quienes actualmente están en plena negociación colectiva, exigen mejoras significativas en sus salarios y condiciones laborales. Este martes está previsto que se vote la paralización de actividades, poniendo en jaque el desenlace del campeonato nacional.
Los árbitros de Primera División, que no forman parte del personal con contrato a tiempo completo, perciben un salario base de $90 mil más bonos por partido dirigido. Sin embargo, buscan que su ingreso base aumente a $500 mil, lo que consideran justo dado el aumento en los costos de vida desde la pandemia. “No ha habido aumentos en nuestro salario base desde que se profesionalizó el arbitraje”, explican fuentes cercanas a los jueces.
Además, los árbitros destacan las incongruencias salariales entre categorías. Actualmente, los jueces de Primera B perciben bonos superiores a los de Primera División, situación que los profesionales buscan corregir con esta negociación.
El sindicato de árbitros, encabezado por Cristián Droguett, también exige aumentos en los viáticos, ya que las asignaciones actuales no cubren adecuadamente los gastos de hospedaje y alimentación cuando deben desplazarse a ciudades como Coquimbo o La Serena.
La situación se vuelve aún más delicada considerando los compromisos internacionales. La Conmebol podría verse afectada si los jueces chilenos no participan en los próximos encuentros de las eliminatorias, lo que añade presión a las negociaciones.