Dice la leyenda que una pequeña pastorcita de Bolivia, tenía encuentros con una señora muy hermosa entre medio de las montañas y quebradas. Una historia que le relató a sus padres, donde explicó que aquella mujer hablaba el idioma nativo, “Urqupiña”, que significa “Ya está en el cerro”. Una historia que dio vida a esta gran fiesta religiosa, de la Virgen de Urkupiña, la cual se rencontró este año con los devotos calameños, después de haber estado suspendida presencialmente por el covid-19.
“Hoy nos dan un mensaje sencillo y simple, si ella pudo ascender al cielo, nosotros también. Si ella conversó con una pequeña niña de Bolivia y le habló las maravillas del señor, como nosotros no vamos a poder hacerlo también y hablarle también con mucha fe y amor”, explicó el padre Patricio Cortés, vicariogeneral de la Diócesis de Calama.
Por semanas, hubo una serie de reuniones de coordinación, para que todo saliera en excelentes condiciones, tanto para evitar problemas con el tránsito y ceñirse a todas las exigencias de los protocolos sanitarios.
Fue así que las celebraciones se dieron inicio este sábado 13 de agosto, con el Convite, donde es una especie de ensayo de lo que iba a hacer la fiesta central. Esta tuvo también una duración de horas, que sirvió para que miles de bailarines se preparan para estar a los pies de su patrona.
El 14 de agosto, se concentró todo en el sector de las parcelas, donde provenientes de todas las partes de Calama, los bailes religiosos llegaron a la celebración de la víspera. Lugar en que nuevamente hubo mucho baile y también, eucarísticas, esperando la Asunción de la Virgen.
Y finalmente, el plato fuerte fue esta jornada, donde todo comenzó a las 7:00 horas desde el Parque El Loa. Avenida O´Higgins hasta pasado el mediodía, fue el lugar tomado por la fe y devoción a la Virgen de Urkupiña. Todo se concentró en el centro de Calama, donde tanto en la Catedral Juan Bautista, como en el Teatro Techado, se desarrolló la Misa de Acción de Gracias.
Cuando finalizó, la caravana de bailes religiosos, continuó esta fiesta por la calle Latorre hasta el Consulado de Bolivia, donde en presencia de cientos de devotos loínos, remataron una celebración que hizo reencontrarse la cultura y la religión católica de Calama, donde solo hubo emoción, plegarias y devoción.