Según un estudio publicado por la Universidad de Texas, en Estados Unidos, los nacidos después de los años 90, sienten incomodidad y también ansiedad, frente a una llamada telefónica. Por lo mismo, más del 81%, prefieren las aplicaciones de mensajería.
El argumento es que esta generación se siente vunerable, al no saber que responder ante una llamada en vivo. La encuesta de BancMyCell para el estudio Generation mute, millennials phone call statistics, el 75% de esta generación, argumentó que las llamadas les quitan demasiado tiempo y el 64% reconoció que prefiere no recibirlas porque suelen venir cargadas de quejas.
“Para los menores es antinatural llevarse el móvil a la oreja para realizar una llamada telefónica. Crecieron tecleando continuamente en un contexto de redes sociales y les puede llegar a resultar incómodo hablar simultáneamente con una persona por teléfono”, dijo Eduardo Cruz, CEO de Qustodio a Europa Press.
El fenómeno de sentir ansiedad antes de hablar por teléfono se denomina telefonofobia, lo que genera que tengan que “prepararse” antes de hacer o realizar una llamada. Y es que en muchos jóvenes y jóvenes adultos, esta acción despierta emociones como vergüenza o miedo, que pueden resultar incapacitantes.
Cruz también explicó que es mucho más común que los menores de edad prefieran enviar audios de voz a llamar por teléfono, a menos que se trate de una situación urgente. La encuesta de BankMyCell también concluyó en que los millennials admiten sentir mucha más privacidad cuando hablan por mensajes de texto, pues, por ejemplo, si escriben desde su habitación, nadie sabrá qué están diciendo. En cambio, con una llamada deben encontrar otro lugar para evitar que la gente “escuche a escondidas”.