Cada 11 de abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) conmemora el Día Mundial del Parkinson, una fecha destinada a crear conciencia y educar a la ciudadanía sobre esta enfermedad neurodegenerativa. La iniciativa busca informar sobre sus síntomas, tratamientos y el impacto que tiene tanto en la vida de los pacientes como en la de sus familias y cuidadores. En Chile, se estima que cerca de 30 mil personas conviven con esta patología.
El doctor Juan Carlos Molina, geriatra de Clínica MEDS, explicó que “el Parkinson es una enfermedad degenerativa de origen neurológico que, aunque muchos lo asocian al temblor, en realidad se caracteriza principalmente por la rigidez”. Esta rigidez, indicó, se debe a la destrucción de ciertas neuronas que producen dopamina, una sustancia presente en la llamada sustancia negra del cerebro.
Además, el especialista añadió que “el Parkinson es una condición marcada por la rigidez, que en algunos casos puede acompañarse de temblores, pero no siempre es así”. Por esta razón, enfatizó la importancia del tratamiento, ya que “tiene múltiples consecuencias, incluyendo cuadros depresivos severos que, en una proporción importante de casos, pueden derivar en una demencia similar al Alzheimer, como parte del deterioro que ocurre en el sistema nervioso central”. También mencionó que “esta enfermedad puede causar problemas en la marcha y el equilibrio. Las personas con Parkinson tienden a perder el eje al caminar, como si fueran aceleradas, lo que puede derivar en caídas, fracturas y discapacidad”.
Respecto a cómo enfrentar la enfermedad, el doctor Molina fue enfático: “la persona que tiene Parkinson tiene que olvidarse de este implemento: el reloj. Tiene que hacer las cosas a su ritmo, no al ritmo de los demás ni al que tenía antes de enfermar. ¿Por qué? Porque sí puede hacer muchas cosas, pero a un ritmo distinto”. Asimismo, mencionó que “una de las señales del Parkinson es la disminución de la expresión facial, conocida como facies de máscara. En este contexto, los estímulos rítmicos —como caminar al ritmo de una melodía, incluso dentro del hogar— pueden ser muy útiles. Incluso las marchas militares sirven, ya que marcan un compás que, a través del oído, facilita una caminata más coordinada. Se trata de entrenar la condición y no abandonar la actividad física”.
Para cerrar, el especialista aconsejó a los pacientes con Parkinson que “continúen con sus tratamientos y controles médicos. Además de la medicación, es clave el acompañamiento de un equipo multidisciplinario que incluya kinesiólogos, terapeutas ocupacionales e incluso fonoaudiólogos, para enfrentar de mejor manera esta enfermedad”.
