El 26 de agosto llegaron a Calama 20 mil litros de los típicos brebajes dieciocheros, nueve mil de chicha y 11 mil de pipeño, y al 10 de septiembre ya no quedaba casi nada. Una grata señal para Armando Martel, quien por 30 años abastece a los loínos en el terminal Agropecuario.
Tras ser inspeccionado por la seremi de Salud, se implementaron todas las medidas sanitarias para que en el local pudiera funcionar y fuera seguro tanto para los clientes como para quienes atendían.
“Estas visitas fueron importantes, porque me dijeron todo lo que debía hacer y lo hice para dar una mejor atención, ya que este es el año 30 que visito Calama de manera ininterrumpida. La gente me conoce, me reciben contentos y me esperan. Este 18 me ha sorprendido gratamente, porque no pensaba venir, estuve en dudas hasta mediados de junio, pero llegamos y ya se acabó prácticamente todo”, dijo Martel.
Comentó que, en conversaciones con clientes, muchos le comentaron que veían en esto una oportunidad de negocio, de pequeños emprendimientos en fiestas patrias, motivo por el que él considera se acabó tan rápido la chicha. Y de pipeño, dijo que quedaban menos de mil litros, de los que seguramente quedan muy poco o ya se agotaron.