En un mundo donde las redes sociales a menudo se asocian con superficialidad, un grupo de personas ha decidido romper con ese estigma y utilizar estas plataformas para hacer el bien. Se hacen llamar el “Batallón de Amor” y su objetivo es claro: ayudar a quienes más lo necesitan. Esta tendencia, que ha ganado fuerza en Instagram, llegó recientemente a Calama, donde ya dejó su primera huella al cambiar la vida de don Sergio Hernández Puente Valdez, un jubilado de 80 años.
Don Sergio es un rostro conocido para quienes transitan por la calle Vivar, a la altura de las oficinas de CGE, donde vende frutos secos para complementar su pensión, insuficiente para cubrir sus necesidades básicas. Después de trabajar durante 14 años como cuidador en un estacionamiento, el cierre del lugar lo obligó a buscar otro sustento. Sin embargo, hace unos días, un grupo de jóvenes del Batallón de Amor sorprendió a don Sergio comprándole toda su mercadería. Este gesto dejó una profunda impresión en el adulto mayor.
“Emocionante, porque yo nunca, nunca había sentido algo así como ese día”, relató don Sergio en entrevista. “Inclusive, le expliqué a una de las niñas que venían encabezando a todas las niñas y le dije que me hicieron llorar. Y ella me contestó, a mí también me está emocionando y también voy a llorar”. Con estas palabras, el comerciante reflejó el impacto emocional que tuvo este acto de solidaridad en su vida.
El Batallón de Amor de Calama no solo llevó consuelo a don Sergio, sino que también lo ayudó económicamente. “Ese día vendí como sesenta mil, cuando me compraron las niñas. Se llevaron todo, los maní”, explicó emocionado. Para un hombre que usualmente gana entre ocho mil y quince mil pesos diarios, esta experiencia no solo fue un respiro financiero, sino también un recordatorio de que la empatía sigue viva.
Cuando se le preguntó qué pensaba sobre la iniciativa del Batallón de Amor, don Sergio respondió con gratitud: “Magnífico, pienso muy fuera de lo común la idea de la gente y, como le digo, agradecido. Nunca pensé que a mi edad, que tengo ochenta años ya, me iba a suceder una cosa así”. Asimismo, expresó su deseo de agradecer personalmente al grupo que lo ayudó y alentó a que continúen ayudando a otros.
Este acto de solidaridad es solo el comienzo de una tendencia que promete transformar vidas en Calama. El Batallón de Amor demuestra que, con pequeñas acciones, es posible generar un impacto profundo en la vida de quienes más lo necesitan. Su mensaje es claro: un acto de bondad puede cambiarlo todo.