En el imponente Cerro Armazones, situado a 3.050 metros de altura en la región de Antofagasta, se erige el Extremely Large Telescope (ELT). Este colosal proyecto promete transformar nuestra comprensión del universo, permitiéndonos explorar más allá de los límites impuestos por las tecnologías actuales. Según Cristian Cuevas Vega, Seremi de Ciencias de la macrozona Norte, las condiciones únicas de la región potencian la investigación astronómica y diversifican la matriz productiva con la inversión tanto pública como privada.
El ELT, conocido por sus siglas en inglés que significan “Telescopio Extremadamente Grande”, será el telescopio óptico más grande del mundo en operación. Así lo describe Ricardo Parra, ingeniero mecánico a cargo del equipo que trabaja en la integración de los segmentos del primer recubrimiento óptico del M1, el espejo principal del telescopio. Parra, quien se unió al proyecto hace seis años, destacó los desafíos enfrentados, especialmente durante la pandemia, pero también resaltó la gratificación de poder influir en el diseño y control de calidad.
La construcción de estos grandes espejos ha superado el 50% de avance, según Luis Chavarría Garrido de ESO Chile. Actualmente, se encuentran en las etapas finales de construcción del domo del telescopio y la plataforma que sostendrá los 798 segmentos del espejo principal. Se espera que el domo esté completo a finales de este año y que el telescopio comience a funcionar a finales de 2028.
La visita al sitio también fue significativa para Eduardo Unda-Sanzana, director del Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta. La experiencia le permitió comparar el estado actual con su última visita en 2011, identificando nuevos desafíos y oportunidades para las entidades regionales en su relación con ESO. Este avance es visto como una inspiración para las nuevas generaciones, alentándolas a perseguir carreras en ciencias y tecnología.
Con el VLT (Very Large Telescope) y el ELT, Chile se posiciona como un referente en la astronomía mundial. Estas infraestructuras no solo responderán a preguntas sobre la existencia y habitabilidad de exoplanetas, sino que también abrirán nuevas fronteras en nuestra búsqueda de vida en el universo.