Con la frente en alto, Cobreloa se fue a la Primera “B” y es que luchó hasta el último minuto pese a golear por tres a cero a O’Higgins, siendo un amplio dominador del partido. Las lágrimas de los hinchas en las graderías, pero sobre todo el aliento hasta el final demostraron una hinchada fiel, que apoyaron a un equipo que demostró que de la mano de César Bravo todo mejoró.
El inicio del partido auguraba esperanza para los “Zorros del Desierto”. Apenas a los tres minutos de juego, Nahuel Donadell aprovechó un pase por la izquierda y, con un remate cruzado, abrió el marcador, dejando sin opciones al arquero de O’Higgins. Cobreloa mantuvo el control y tuvo claras ocasiones de gol, destacando las intervenciones del arquero Nicolás Avellaneda, quien estuvo monumental para detener un potente disparo de Diego Buenanotte al minuto 10.
A lo largo de la primera mitad, los ataques de Cobreloa fueron incesantes. Insaurralde, Águila y Donadell generaron jugadas de peligro, consolidando el dominio de la visita. A los 41 minutos, una habilitación de Tomás Roco desde la derecha encontró a Insaurralde, quien, con una media tijera, marcó el segundo tanto y desató la euforia en las gradas con este tremendo golazo.
Faltaban seis goles y el dicho “la esperanza es lo último que se pierde” es lo que mantenía la fe de todos los naranjas tras el término del primer tiempo, aunque la espera fue más larga que nunca, ya que los hinchas de O’Higgins se tomaron por un momento el estadio tras protestas contra su dirigencia.
Al comenzar la segunda mitad, Cobreloa no cedió en su búsqueda. En el minuto 46, un centro por izquierda de Yerko Águila fue aprovechado por el joven Tomás Roco, quien con un potente disparo sentenció el 3-0. Aunque el equipo generó varias oportunidades para ampliar el marcador, incluyendo cabezazos y un tiro libre de Marco Borgnino, el marcador se mantuvo.
La hinchada loína, con lágrimas y gritos de aliento, reconoció el esfuerzo de un equipo que luchó hasta el último segundo.
Jugadores como Insaurralde, Leiva, Donadell, Roco, Parraguez, Brasil y Avellaneda, entre otros, demostraron un tremendo amor por la camiseta y deberían seguir para el 2025, al igual que el técnico César Bravo que se hubiera llegado antes lo más probable es que Cobreloa se salvaba.
Así, los dirigidos por Bravo se despiden de la categoría dejando una huella de entrega y amor por la camiseta. La promesa de un pronto regreso y el compromiso de seguir luchando son el motor que impulsa a Cobreloa hacia nuevos desafíos en la Primera “B.