Un hallazgo alarmante de científicos ha revelado la presencia de microplásticos en el cerebro humano, lo que plantea serias preguntas sobre sus efectos potenciales en la salud. Estos microplásticos, fragmentos diminutos de plásticos comunes, podrían estar relacionados con enfermedades neurodegenerativas, afectando funciones cognitivas como la memoria, el aprendizaje y la salud mental en general.
El toxicólogo Matthew Campen, PhD, expresó que este descubrimiento es desconcertante, ya que “aún no me he encontrado con una sola persona que diga: ‘Tengo plástico en mi cerebro y estoy totalmente de acuerdo con ello'”. Según un estudio publicado en Nature Medicine, los microplásticos se han acumulado en los tejidos cerebrales con el tiempo, y la concentración en el cerebro ha sido más alta que en otros órganos. En personas diagnosticadas con demencia, la concentración de microplásticos fue significativamente mayor, lo que sugiere una posible relación con trastornos como el Alzheimer, aunque no se puede confirmar una causalidad directa.
El estudio utilizó tecnologías avanzadas para identificar 12 tipos de polímeros, con el polietileno como el más común. Los microplásticos ingresan al cuerpo principalmente a través del agua, los alimentos y el aire. Campen señaló que, aunque el estudio sugiere que los microplásticos podrían estar interfiriendo con el flujo sanguíneo en los capilares cerebrales o afectar las conexiones neuronales, aún no se comprende completamente su impacto. “Comenzamos a pensar que tal vez estos plásticos obstruyen el flujo sanguíneo en los capilares… También podrían ser una semilla para la agregación de proteínas involucradas en la demencia”, afirmó Campen, reflejando la incertidumbre sobre cómo estos materiales afectan al cerebro.
A pesar de los hallazgos, los científicos advierten que las limitaciones del estudio dificultan determinar si los microplásticos causan enfermedades neurodegenerativas directamente o si las condiciones como la demencia facilitan su acumulación en el cerebro. Campen también indicó que algunos microplásticos pueden ser demasiado pequeños para ser detectados, lo que podría estar subestimando la cantidad real en el organismo. El siguiente paso en la investigación será comprender mejor cómo los microplásticos afectan la salud cerebral y cómo reducir la exposición a estos materiales para mitigar los posibles daños a la salud pública.
Fuente: Muy interesante
