Los socavones olvidados que afectan a cinco mil familias en Alto Hospicio

29/08/2023
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La casa está deshabitada, algo ladeada hacia la izquierda, con su base de cemento y hormigón expuesta sobre una tierra que se hunde. “Peligro de derrumbe”. La frase anterior, escrita con pintura negra, se lee en lo que queda de una muralla. La calzada, cubierta por un leve asfalto quebrado como una galleta de soda, se disgrega en una serie de pasajes que entran a la villa. Desde ese lugar, en la parte alta, Alto Hospicio se expande como una ciudad de casas bajas, dispuestas unas tras otra hasta el enorme barranco que marca el límite con Iquique.

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Yubiza Cabeza, presidenta de la junta de vecinos Emprendedores de El Desierto, del sector El Boro, en Alto Hospicio, se detiene en la entrada de uno de los pasajes. Lleva diecisiete años como dirigenta social. Estos se le notan por su hablar seguro. Durante ese tiempo, ella y los vecinos han luchado por solucionar el problema que afecta a al menos cinco mil familias en el sector (El Boro) y que suman dos mil viviendas dañadas, según catastro de Serviu. Se trata de viviendas construidas hasta 2014 -después de ese año se modificó la norma de construcción en suelo salino- dispuestas en una serie de villas afectadas por el hundimiento de terreno. Las villas aquejadas se autodenominaron “Los Socavones”. Éste apodo, aclaran los vecinos, busca visibilizar el dilema por el suelo salino bajo el que se asentó la ciudad.

Según un informe del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) en 2014, el suelo de Alto Hospicio presenta sales solubles superiores al dos por ciento, niveles  que se vuelven vulnerables frente a lapresencia de agua provocando el colapso en las edificaciones. “En definitiva -explica Yubiza Cabeza- nunca se debió construir aquí”.

Peligros

Alrededor de Yubiza se encuentra un grupo de concejales y concejales de varias ciudades del norte. Los ediles participan en la asamblea de la Asociación de Municipalidades del Norte de Chile, Amunochi, -que reúne a 19 comunas-. El encuentro se lleva a cabo en Alto Hospicio. El grupo fue invitado a terreno, por sus homólogos de Alto Hospicio, para que conocieran la realidad que viven los vecinos.  “La esperanza es lo último que se pierde” afirma Yubiza Cabeza, rodeada de los concejales y concejalas.

Yubiza cuenta que vivir ahí es como pisar huevos a diario. “No sabes si hoy o mañana te llega el momento y te hundirás con tu casa”, relata, mientras camina y apunta a las casas deterioradas. Se detiene. A su lado puede apreciarse una grieta profunda en el suelo. A un par de metros hay una multicancha donde juegan unos jóvenes.  “Esto es un peligro para los niños -apunta a la grieta- y para los adultos mayores. Los niños por curiosidad entran a jugar a estos forados sin medir las consecuencias. Se han producido accidentes. También se han caído autos y camionetas”, indica.

Historia

El problema de los socavones se evidenció en 2006, pero según los vecinos ya había indicios de grietas en el suelo. “Las villas, vía subsidios, comenzaron a entregarse a principios de los años dos mil. En un principio todos contentos por el sueño de la casa propia”, cuenta Jenny González, presidenta de la Junta de Vecinos San Lorenzo sector El Boro, desde una empinada calle de su barrio.

Recuerda que hubo la posibilidad de reutilizar la histórica base aérea “Los Cóndores” en Alto Hospicio, sin embargo, el proyecto declinó por los problemas de salinidad en el suelo. “No se levantó la base aérea, pero en los terrenos aledaños hicieron las casas. Las calicatas estuvieron mal hechas. Aquí la negligencia no pasa por el gobierno de turno, si no que a estas alturas el responsable es el Estado por no entregar una solución convincente”, afirma.

Las familias de las casas damnificadas por los socavones, explica Jenny, viven con un subsidio de arriendo por parte del Serviu, que experimenta demoras en la entrega de los recursos, a veces de tres meses. “El gobierno gasta miles de millones en arriendo, cuando con ese dinero podrían haber construido casas en mejores condiciones y en otro sector más seguro”, dice.

 Jenny González -refiriéndose a la visita de los concejales y concejalas- afirma que siempre es positivo que las personas vengan y comprueben en terreno como viven y en que condiciones están. “Es fácil hablar desde la oficina o ser ingeniero o arquitecto y no venir. Siempre le hemos pedido a las autoridades que comprueben como es la vida acá. No sacan nada con analizar todo en Santiago con una foto, si no han visto el problema”, aseveró.

El temor de los vecinos, dice, es que llueva, especialmente por el cambio climático. “Cuando hay indicios de lluvia los vecinos salen arrancando. Aquí si cae agua el suelo inmediatamente se filtra. Las bases de las casas se hunden. Ha pasado en algunos lugares el efecto dominó, donde se ladeó una casa y después el resto”, afirma la dirigente apuntando a una casa ladeada que parece un “Tagadá” de los juegos mecánicos.

Concejales

Dada la magnitud del problema y por moción de los concejos municipales de Arica y Alto Hospicio, los concejales y concejalas de Amunochi decidieron crear una comisión ad hoc denominada “Socavones”. El objetivo es revisar las aristas y buscar a un dilema que también abarca a comunas de otras regiones en el norte. 

Para el alcalde de Alto Hospicio, Patricio Ferreira, el tema se viene trabajando desde el municipio de manera solitaria. “Por esto fue importante relevar el problema hacia Amunochi, porque no sólo nuestra ciudad vive el problema, si no que otras comunas de la zona norte del país. Por lo tanto: debemos enfrentarlo en conjunto y de manera asociativa. El propósito es implementar nuevas leyes a través del trabajo de los parlamentarios del norte”, asevera el alcalde.

El Plan Socavón, suscrito por el gobierno en 2019 para dar solución a las viviendas afectadas por estos hundimientos de terreno, según Yubiza Cabeza, “no ha avanzado como debiera. Es difícil. Hay demasiadas trabas. Hemos recurrido a nivel nacional y local. Se pretende hacer una ley de suelo salino, idea que partió por los parlamentarios de la zona (Tarapacá). Lo importante es seguir visibilizando el problema que no sólo afecta a Alto Hospicio, si no que también al resto de la zona norte por esta razón siempre estamos abiertos a la prensa y autoridades a mostrar como vivimos en esta comuna ubicada a casi dos mil kilómetros de Santiago”, concluye la dirigente.

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