La pérdida de una o ambas glándulas mamarias producto del cáncer de mama no solo afecta físicamente a quien padece esta enfermedad, sino también mentalmente, debido a que se percibe un cambio en su identidad corporal, desatando sentimientos como ansiedad, baja autoestima, depresión y una sensación de pérdida de la feminidad, esto producto de que las mujeres experimentan una transformación física muy drástica.
Tras semanas de organización y planificación, se llevó a cabo con éxito el programa ‘‘+Allá de la cirugía’’, cuyo objetivo fue que mujeres pudieran acceder de manera gratuita a reconstrucciones mamarias en el Hospital Carlos Cisternas de Calama. Este proyecto comenzó a principios de diciembre del año pasado y ya permitió que ocho mujeres tuvieran acceso a realizarse este procedimiento quirúrgico, teniendo así una segunda oportunidad de recuperar tanto su bienestar físico como emocional.
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El proyecto, liderado por el cirujano plástico Rodrigo Ramírez Anderson, tiene como objetivo devolver tanto la salud física como la confianza y plenitud emocional de las pacientes mediante reconstrucciones mamarias gratuitas. Según explicó Ramírez, una cirugía de este tipo en el ámbito privado cuesta aproximadamente $25 millones, lo que la hace inaccesible para muchas mujeres. Sin embargo, gracias al financiamiento del Gobierno Regional y el CORE de Antofagasta, se logró reunir $30 millones, lo que permitirá realizar ocho cirugías, dependiendo de la complejidad de cada caso. Este esfuerzo contó con el respaldo de la fundación Gladys Marín, liderada por Marcela Toledo, quien desempeñó un rol crucial para sortear los desafíos administrativos y garantizar que los recursos llegaran a Calama.
Según la Universidad de Chile, el cáncer de mama es la causa principal de muerte oncológica en mujeres chilenas. En el año 2023 fallecieron 2.263 mujeres por cáncer a las glándulas mamarias, enfermedad que afecta principalmente a mujeres mayores de 45 años, no obstante en pacientes con factores de riesgo puede presentarse a menor edad. Se estima que al año son más de cinco mil las mujeres que son diagnosticadas con esta enfermedad.
Dos de las mujeres que se sometieron a esta operación quisieron dar su testimonio acerca de su experiencia tanto con la enfermedad como con el proyecto en sí. La primera de ellas es Carolina, de nacionalidad venezolana, de 47 años, con residencia definitiva en Chile desde hace seis años. Carolina se dio cuenta de que tenía cáncer cuando notó una herida en el pezón. El ginecólogo le recetó una crema para tratarla, pero después de seis meses, la herida no sanaba. Fue entonces cuando acudió a un oncólogo en el Hospital Antofagasta, donde le realizaron una biopsia que confirmó un cáncer de Paget, un tipo poco común de cáncer de mama. Carolina pasó por una mastectomía parcial que más tarde se convirtió en una mastectomía total al detectarse células cancerígenas residuales. “Yo como mujer me volví loca, porque fue una impresión demasiado fuerte para mí”, compartió. Finalmente, Carolina no tuvo que realizarse ni quimioterapia ni radioterapia tras la operación.
La segunda sobreviviente es Marcela, de 53 años, quien en 2016 notó un área abultada y fibrosa en uno de sus senos. Tras exámenes y una ecotomografía, se confirmó que tenía un tumor de 13,5 centímetros. Este fue extirpado, y Marcela destacó: “Era un tumor gigante, yo de verdad pienso que no debería haber estado en este plano terrenal”. Tanto Carolina como Marcela no tenían antecedentes familiares de cáncer de mama.
Ambas mujeres estaban en una lista de espera para una posible reconstrucción mamaria. En noviembre, recibieron la noticia de que habían sido seleccionadas para someterse a este procedimiento. “Pensé que era mentira, pero al final, todo era cierto, era todo cierto”, expresó emocionada Marcela.
La reconstrucción mamaria representa una segunda oportunidad no solo para recuperar la salud, sino también la feminidad y la confianza. En un contexto en donde el cáncer de mama es una de las principales causas de muerte entre las mujeres chilenas, programas como ‘‘+Allá de la cirugía’’ devuelven la esperanza a mujeres como Carolina y Marcela. Las experiencias de estas sobrevivientes demuestran que la sanación no solo depende de la cura física, sino también de la emocional. Como concluyó Marcela: “Fue reenamorarme con la vida y con mi cuerpo”.